Babilonia en el Nuevo Testamento. El Nuevo Testamento hace referencia a Babilonia 12 veces. Friesen comenta acerca de estas apariciones: “Mateo y Hechos hacen referencia a los exiliados babilónicos como una manera de comprender a Jesús en relación con la historia de Israel, mientras que 1 Pedro y Apocalipsis utilizan a Babilonia para simbolizar a Roma” (Feisen, “Babilonia, NT”, 379).

Mat 1:17 resalta la importancia del tiempo de Israel en Babilonia al describir la simetría generacional entre Abraham, David, Babilonia y Jesús. El tiempo de Israel en Babilonia-aislados de la tierra-era un hito en la historia bíblica de la salvación. La venida de Cristo en los Evangelios representa un nuevo éxodo y un nuevo regreso del exilio (es decir, libertad de la esclavitud del pecado).

Algunas referencias del Nuevo Testamento a Babilonia pueden ser alusiones crípticas a Roma (1 Ped 5:13; Apoc 14:8; 16:19; 17:5; 18:2). Como Babilonia, Roma era una potencia imperialista opresiva que había sitiado a Jerusalén y profanado el templo (Friesen, “Babilonia, NT”, 379). El libro del Apocalipsis representa a “Babilonia la gran ciudad” como “la madre de las prostitutas y de las abominaciones de la tierra” (Apoc 17:5, traducción libre), la cual será abatida en el juicio final. Apocalipsis está repleta de metáforas del Antiguo Testamento: “La ciudad histórica y el imperio de Babilonia siempre eran representados por los profetas como el poder impío por excelencia” (Kittel and Friedrich, TDNT, 515). La medida en que Roma cumple con las características de Babilonia en Apocalipsis aún se debate. Hubiera sido natural para los cristianos ver a Roma como una versión contemporánea de la Babilonia del Antiguo Testamento de la cual Dios liberó a su pueblo (Wiseman, “Babilonia”, 479).