En ti, SEÑOR, me he refugiado;
jamás me dejes quedar en vergüenza.
Por tu justicia, rescátame y líbrame;
dígnate escucharme, y sálvame.
Sé tú mi roca de refugio
adonde pueda yo siempre acudir;
da la orden de salvarme,
porque tú eres mi roca, mi fortaleza.
Psalm 71:1–3