Les ordenó que no llevaran nada para el camino, ni pan, ni bolsa, ni dinero en el cinturón, sino sólo un bastón. «Lleven sandalias—dijo—, pero no dos mudas de ropa.» Y añadió: «Cuando entren en una casa, quédense allí hasta que salgan del pueblo. Y si en algún lugar no los reciben bien o no los escuchan, al salir de allí sacúdanse el polvo de los pies, como un testimonio contra ellos.»
Mark 6:8–11