Mientras comían, Jesús tomó pan y lo bendijo. Luego lo partió y se lo dio a ellos, diciéndoles:
—Tomen; esto es mi cuerpo.
Después tomó una copa, dio gracias y se la dio a ellos, y todos bebieron de ella.
—Esto es mi sangre del pacto, que es derramada por muchos—les dijo—. Les aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta aquel día en que beba el vino nuevo en el reino de Dios.
Mark 14:22–25