Así que Pilato salió a interrogarlos:
—¿De qué delito acusan a este hombre?
—Si no fuera un malhechor—respondieron—, no te lo habríamos entregado.
—Pues llévenselo ustedes y júzguenlo según su propia ley—les dijo Pilato.
—Nosotros no tenemos ninguna autoridad para ejecutar a nadie—objetaron los judíos.
Esto sucedió para que se cumpliera lo que Jesús había dicho, al indicar la clase de muerte que iba a sufrir.
Pilato volvió a entrar en el palacio y llamó a Jesús.
—¿Eres tú
John 18:29–37