propósito en mí; tu misericordia, oh Jehová es para siempre; no desampares la obra de tus manos.” (Salmo 138:8) Creo que desde siempre Dios estuvo moldeando mi forma. Me construía de tal manera que yo no me hubiera atrevido a desear ser algo distinto a lo que su mente concebía. Si alguna vez me rebelé, no fue al extremo de osar estirar mi curva, la curva que él formó para que sostuviera a aquél. Porque jamás anhelé desecharla ni mucho menos estirarme hacia arriba; permití que todo lo que Él iba enseñándome