Como resultado del conflicto, comenzamos a comprometer nuestro mensaje. Nadie disfruta el conflicto. Pero cuanto más dejemos los desacuerdos y las hostilidades sin resolver, más trataremos de evitarlos. El resultado final es que comenzamos a evitar temas y problemas que pueden hacer que las personas reaccionen. Evitamos cuestiones culturalmente controvertidas a pesar de que las Escrituras claramente enseñan sobre ellas. Predicamos para apaciguar en lugar de transformar. En lugar de predicar para