Ya que nuestros ojos espirituales están nublados por el pecado y la ignorancia, necesitamos que Dios los abra para contemplar las maravillas de su revelación. La oración del salmista en el Salmo 119:18 refleja la humildad que necesitamos al acercarnos a la verdad eterna de Dios. En uno de los himnos entre los pergaminos del Mar Muerto, un miembro de la comunidad de Qumrán contempló la palabra revelada de Dios y escribió: “¿Cómo voy a contemplar [estas cosas] si no abres mis ojos?”.10 Hoy, estamos