Todo cuanto existe en el mundo debe tener una causa adecuada; y si esto es así, el universo también debe tener una causa adecuada, esto es, una causa que sea indefinidamente grande. No obstante, el argumento no goza de convicción general. Hume cuestionó la ley de la causalidad en sí, y Kant señaló que, si todo cuanto existe tiene una causa adecuada, esto también se aplica a Dios, y que así somos llevados a lo largo de una cadena interminable. Más aun, el argumento no requiere la asunción de que el