4. Se trata de un llamamiento que humilla. “Zaqueo, date prisa, desciende.” Muchas veces, los ministros han hecho llamamientos al arrepentimiento a los hombres con un llamado que los ha hecho orgullosos, que los ha enaltecido en su propia estima, que los ha conducido a decir: “puedo volverme a Dios cuando yo quiera; y puedo hacerlo sin la influencia del Espíritu Santo.” Han sido llamados a subir, y no a bajar. Dios siempre humilla a un pecador. ¿Acaso no puedo yo recordar cuando Dios me dijo que