mismo. El fin principal del hombre en esta vida y en la venidera, así lo creemos, es complacer a Dios su Hacedor. Si un hombre agrada a Dios, hace lo que más le conviene para su bienestar temporal y eterno. El hombre no puede agradar a Dios sin atraer hacia sí mucha felicidad, pues si alguien agrada a Dios, es porque Dios lo acepta como Su hijo. Esto es así porque Él le otorga las bendiciones de la adopción, derrama en él la abundancia de Su gracia, lo bendice en esta vida y le asegura una corona de vida