Segundo, nunca podemos contar con que el Espíritu Santo moverá a la gente en la dirección que deseemos. Tengo que vivir con la idea de que algunos domingos el Espíritu Santo pueda decir: «Oh, de paso, Will, ¡estoy trabajando en Polonia esta semana!». ¡Esa es una de las razones por las que guardo medicina en la repisa del baño de la capilla! Puedo trabajar mucho para elaborar mi mensaje, hacer que mis palabras sean coherentes y ofrecer dichas palabras finamente elaboradas con una voz bien modulada,