Compara tu lista de prioridades con el modo en el que realmente estás empleando tu tiempo. Saca de la gaveta del escritorio la lista de prioridades que habías guardado. ¿Tu planificación está en armonía con tus prioridades? Si la visitación es importante para ti pero no invertiste más que dos horas en esa actividad durante las últimas dos semanas, probablemente te sientas frustrado. Si la predicación es una de tus prioridades pero nunca le dedicas tiempo al sermón hasta el sábado por la noche, es