más del ochenta por ciento de los pastores nos creemos poseedores de dones de oratoria superiores a la media. En una encuesta relacionada con esta, que se envió a los laicos, más del sesenta por ciento de nuestros feligreses dijeron que nuestros mensajes no eran tan ardientes; por el contrario, eran inferiores a la media o no la superaban. Obviamente, alguna irregularidad hay. Por definición, al menos el cincuenta por ciento de los pastores estamos por debajo de la media. El problema es que «siempre