Moisés, o Dios a través de él, no estableció ni abolió la esclavitud, la autorizó y la reglamentó como una antigua institución doméstica y social que no podía ser evitada en ese momento; pero también la modificó y humanizó para ponerla muy por encima del concepto de esclavitud de los gentiles, incluso de los altamente cultos griegos y romanos. La ley moral que está expresada en el decálogo, menciona: “ni tu siervo, ni tu criada” dos veces, pero evidentemente, y más sabiamente en términos y conexiones