personas que se rebelaban contra Dios en su pecado y confiaban en sí mismas para su salvación. El público de Jesús, predominantemente judío, creía que su herencia familiar, su condición social, su conocimiento de reglas específicas y su obediencia a ciertos ritos eran suficientes para hacerlos justos delante de Dios. El llamado de Jesús al arrepentimiento, entonces, era un llamado a renunciar al pecado y a dejar de confiar en sí mismos para la salvación. Solo volviéndose de su pecado y de sí mismos,
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