Tal como la circuncisión era la señal del antiguo pacto, el bautismo es la señal del nuevo pacto. De una forma muy real, lo que la circuncisión era para el Antiguo Testamento, el bautismo lo es para el Nuevo Testamento. Esta estrecha relación la vemos en la carta de Pablo a los Colosenses. Él escribe: Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y en él, que es la cabeza de toda autoridad y poder, ustedes reciben esa plenitud. En él ustedes fueron también circuncidados. Pero no