común con la aniquilación”.34 Tal vez sea eso lo que quiere decir la afirmación de que “[Dios] ha puesto eternidad en el corazón de [los hombres]” (Eclesiastés 3:11). Más adelante, en ese mismo libro del Antiguo Testamento, se nos dice que cuando una persona muere, “el polvo [vuelve] a la tierra, como era, y el espíritu [vuelve] a Dios que lo dio” (Eclesiastés 12:7). Aun sin sacar conclusiones de lo que ya sabemos acerca de la indestructibilidad de la materia física, podemos preguntar: ¿Cómo podría
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