la televisión, el héroe deportivo o el músico. Nuestro Señor no hubiera servido para ser un buen «American Idol». Creció en su presencia como vástago tierno, como raíz de tierra seca. No había en él belleza ni majestad alguna; su aspecto no era atractivo y nada en su apariencia lo hacía deseable. Despreciado y rechazado por los hombres, varón de dolores, hecho para el sufrimiento. Todos evitaban mirarlo; fue despreciado, y no lo estimamos. (Isaías 53:2–3). Hebreos glorifica a Jesucristo. Hebreos
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