Segunda de Pedro 1:20–21 enfatiza dos cosas. Primero, la Escritura tiene su origen en Dios. La Biblia llegó de Dios, a través de los hombres. Segundo, el Espíritu Santo acompañó a los escritores—o sea, Él veló por ellos y dirigió lo que escribieron de Dios para nosotros. *El Espíritu Santo dirigió a los escritores de la Escritura, guardándolos del error. Aun así, ellos no eran como máquinas, ni como una secretaria tomando dictado. A veces, Dios les mostraba un cuadro y dirigía a los autores a describirlo
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