Debe comenzar con la convicción de que no predicará nada que no haya luchado consigo mismo. Que no ignorará ningún problema que lo atormente y que no propugnará ninguna solución que no haya probado personalmente. Que hablará desde el fracaso de primera mano y del descubrimiento de primera mano. Que no moverá ideas de otras personas o las Escrituras en sí, y las transmitirá desconectadas de su propia vida. Su vida documentará cada texto, al igual que el texto documenta su vida. Usted interiorizará