En 367 D.C. Atanasio, obispo de Alejandría, citó los 27 libros del Nuevo Testamento. El tercer Concilio de Cartago (397 D.C.) declaró estos 27 libros, y solo estos libros, para ser recibidos como canónicos. Es muy importante enfatizar que estas personas y concilios no decidieron el canon, sino que certificaron o respaldaron el canon que ya era aceptado y estaba en uso en la iglesia cristiana. Un dato que vale la pena mencionar es que los discípulos de los apóstoles también escribieron abundantemente