juntas constituyen lo que somos como personas. El problema es que, por causa del pecado, no somos seres integrales; es decir, no siempre todos los aspectos de nuestra personalidad funcionan al unísono, sin contradicción; por lo que muchas veces experimentamos un conflicto interno entre nuestro “yo” racional y nuestro “yo” emocional, por decirlo de alguna manera. No siempre nuestra razón y nuestras emociones contemplan las cosas desde la misma perspectiva, y si dejamos que nuestro “yo” emocional sea
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