encarga su comisión a quienes ha escogido para administrar y actuar en su nombre, y por su autoridad, en la tierra, diciéndoles: «Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura» (Marcos 16:15). Como su reino no era de este mundo, al establecerlo, no echaría mano de los poderes terrenales. Y debido a que su propósito era que su religión no se erigiera en la sabiduría del hombre sino en el poder de Dios, rechazó la ayuda del aprendizaje y la elocuencia humanos; y seleccionó, como sus