Sin embargo, esta iglesia anhelaba tener un pastor que practicara el cuidado pastoral, y que capacitara a los laicos para las visitas. También querían una adoración y una predicación más dinámica. El pastor se la pasaba diciendo: «Debemos enfatizar los programas de nuestra iglesia». La congregación respondía: «Hacemos eso bastante bien. Lo que queremos es un buen pastor y un buen predicador».