La misión de predicar la Palabra de Dios es, por lo tanto, no solo un gran privilegio sino una gran responsabilidad. Timoteo, el joven colaborador del Apóstol Pablo en su tarea misionera, era un predicador dotado y experimentado. En su labor pastoral en la iglesia en Éfeso, debía desempeñar un ministerio de enseñanza de la Palabra de Dios. Pero, a pesar de la experiencia que el joven pastor había adquirido al lado del apóstol, este no dejaba de insistir en la necesidad de que Timoteo buscara la aprobación