La oración no debe ser planeada para impresionar, ya sea que uno esté buscando atraer la atención de Dios o de otras personas. ¿Por qué? Porque Dios no necesita nuestra oración. En efecto, Jesús dice: Dios no está buscando ser forzado, o ser engañado o burlado o manipulado. Dios no requiere una recitación impecable de ciertas frases, como si estuviera listo para ponerse furioso ante la ausencia de la fórmula o la actuación correctas. No, Jesús dice, Dios es “tu Padre”, y ya está favorablemente predispuesto