en ningún caso. Como he dicho, si adoramos a Dios de verdad y experimentamos su presencia, eso no puede pasar. Éste es uno de los peligros más sutiles a que nos enfrentamos cuando intentamos planear un nuevo estado de sociedad para el futuro. Es un peligro que puede verse en los escritos de algunos autores actuales a quienes les preocupa el estado de este país. Me refiero en particular a hombres como T. S. Eliot y Middleton Murray, que defienden una sociedad religiosa y una educación cristiana, o
Page 36