en nuestras facultades de Teología en las universidades y en las más elevadas posiciones en el clero de las iglesias oficiales. Hay líderes que se han planteado ocupar uno de estos lugares como profesión y han llegado a lugares importantes. Quizá sean extremadamente cultos y ostenten muchos títulos, pero no son salvos. Nunca se han sometido al Señor confesando su pecado ni han clamado pidiendo la regeneración y un nuevo corazón. Por eso hacen que las personas se desvíen. Por eso no aman al pueblo
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