Descripción y origen

La retórica a menudo lleva la connotación negativa de palabras vacías, programas tendenciosos, y propaganda. En el mundo grecorromano, sin embargo, donde la palabra oral tenía gran autoridad, la retórica era una habilidad respetada y honrada que los oradores públicos cultivaron y las audiencias apreciaron. La habilidad de hablar bien y persuasivamente era una destreza que el orador practicaba y desarrollaba. Los oradores estudiaban y aprendían técnicas para causar que una audiencia se inclinara hacia una perspectiva en particular. Eventualmente, estas técnicas retóricas se transformaron en maneras reconocidas y formales de ordenar, elegir y usar el lenguaje de persuasión.

A pesar de que los orígenes precisos de la retórica son poco claros, el arte floreció dentro del medio ambiente de la cultura de Grecia. Kennedy sugiere que la retórica evolucionó del contexto griego debido a “El sistema administrativo y legal de los gobiernos constitucionales, que necesitaban ciudadanos particulares capaces de hablar por sí mismos, a menudo ante una gran audiencia” (Kennedy, “Historical Survey”, 7). Cualquiera sea el catalizador, los griegos eran fundamentales en elevar el prestigio de los oradores, creando escuelas de retórica, y elaborando métodos para hablar en público. Los romanos siguieron la tradición retórica griega, con Cicerón (106–43 a.C.) como uno de sus principales profesionales.