El sermón debe ser la expresión de la idea de su autor, y no simplemente una recopilación de ideas de otros. El autor debe tener algo en mente que él o ella quiere comunicar, lo más recomendado es enfocarse solamente en un tema. Por ejemplo, el sermón podría tener el propósito de convencer al lector que Cristo es suficiente para nuestra salvación, o que Génesis 3 explica todos los problemas de la humanidad. El oyente debe llegar a la conclusión del sermón sabiendo cuál fue la idea principal del predicador.