2) Nuestra adoración es trinitaria y carismática. Oramos al Padre en el nombre y por la mediación del Señor Jesucristo a través del poder del Espíritu, Juan 14:13; 1 Corintios 12:3. 3) Nuestra misión es trinitaria. Somos enviados por el Hijo para predicar en el poder del Espíritu llamando a los pecadores a que se reconcilien con Dios, el Padre. Otra prueba de que el Espíritu Santo es una persona divina, distinta del Padre y del Hijo, está en la bendición apostólica que Pablo lega en 2 Corintios 13:14:
Page 20