La agenda de Dios para probar nuestros corazones no está solo para exponer lo que hay en ellos. Él ya lo sabe a la perfección. Su propósito superior va más allá de revelar, es el de refinar. Él trabaja a través de las pruebas de fuego que abrasan y suavizan nuestros corazones para remodelarnos de adentro hacia afuera. Él planea purificar nuestra fe y pulir nuestro carácter. Él nos moldea y hace de nosotros unos predicadores que puedan reflejar mejor su gloria a través de nuestras vidas y predicaciones.