Por lo general, las cartas de la antigüedad comienzan identificando al remitente (la persona que escribe la carta), el destinario (el receptor) y un saludo de alguna especie. Comparemos esto con nuestras cartas modernas que por lo general incluyen solo un saludo para el destinatario; si queremos identificar al remitente, simplemente tenemos que ver la dirección desde donde fue enviada o ver el final de la carta. Las cartas de Pablo se caracterizan por incluir un giro
Galatians 1:1–5