El texto nos presenta una instancia clara en la que Dios decidió soberanamente actuar, pero permite que sus siervos menores e inteligentes participen en cómo se lleva a cabo su decisión. Dios no estaba buscando ideas, como si no pudiera concebir un plan. Les permitió a aquellos que le sirven la libertad de proponer opciones. En otras palabras, los miembros de las huestes estaban involucrados en el decreto divino. Como Miller ha observado: El símbolo del concilio divino es bastante concreto si tiene