La “espina” fue la herramienta de Satanás porque esta infligió sufrimiento: “para golpearme/acosarme”. La imposición del sufrimiento es la obra distintiva de Satanás (Job 1:8–19; 2:3–7; Lc 13:16; 1Co 5:5). Además, si el “aguijón” era una enfermedad física recurrente, a veces pudo haber sido un obstáculo para la propagación del evangelio, ya sea al despertar el desprecio de los oyentes de Pablo (compárese con Gá 4:13–14) o al incapacitarlo de tal manera que los planes de viaje se frustraron (véase