seamos o dónde vivamos, somos justificados de la misma forma en que lo fue Abraham (Ro. 4:23–24). En Efesios 2:8–9 Pablo escribió que recibimos la salvación como un regalo por gracia, por medio de la fe, sin obras. Al carcelero de Filipos le dijo: “Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo”, y no mencionó al bautismo como condición para su salvación (Hch. 16:31). En Romanos 10:13 repitió las palabras del profeta Joel en el Antiguo Testamento: “todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo” (Jl.
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