expresa el compromiso fundamental del creyente con el reino de Dios. Pablo comienza su discusión de los dones y ministerios planteando lo que constituye el eje fundamental de la fe cristiana: el señorío de Cristo. “Por eso les advierto que nadie que esté hablando por el Espíritu de Dios puede maldecir a Jesús, ni nadie puede decir: ‘Jesús es el Señor’ sino por el Espíritu Santo” (1 Co. 12:3). Esto tiene que ver con el marco adecuado para la comprensión y ejercicio de los dones y ministerios del Espíritu
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