Nada pierdes en posponerte á los demás; al paso que pierdes mucho anteponiéndote á uno solo. El humilde goza de continua paz; la envidia y la ira emponzoñan á menudo el corazón del soberbio. 1. No manifiestes tu corazón á todo hombre (Eccli., 8:22); mas en tus negocios toma consejo del hombre sabio y temeroso de Dios. No trates mucho con los jóvenes y extraños. No halagues á los ricos, ni desees parecer en presencia de los grandes. Busca
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