Cuando hablamos de la divinidad de Dios afirmamos que él es el Todopoderoso. Entonces hablar de la divinidad de Dios es decir que Dios está en el trono, en el trono como un hecho, no como algo que se dice; en un trono que está alto, por encima de todo. Hablar de la divinidad de Dios es decir que el timón está en su mano y que lo está dirigiendo según su propia buena voluntad. Hablar de la divinidad de Dios es decir que él es el Alfarero, que nosotros somos el barro y que del barro hace a unas vasijas