por un pecado desterró a nuestros primeros padres del Edén; por un pecado maldijo la posteridad de Cam; por un pecado convirtió a la esposa de Lot en estatua de sal; por un pecado envió fuego y devoró a los hijos de Aarón; por un pecado Moisés murió en el desierto; por un pecado Acán y su familia fueron apedreados hasta la muerte; por un pecado el siervo de Eliseo fue herido con lepra. He aquí, por tanto, no solo la bondad sino también «la severidad de Dios» (Ro 11:22). ¡Y este es el Dios con el