ocasionado la ceguera. Y los anónimos interlocutores de Lucas 13 albergaban la misma idea cuando preguntaron a Jesús acerca de los galileos que habían sido exterminados por Pilato. En ambos casos Jesús se muestra enfático en cuanto a que el sufrimiento de una persona no es la prueba de pecados personales. Del hombre ciego dice: «No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él» (Jn. 9:3). Y acerca de la matanza de los galileos, el Señor responde con una pregunta:
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