Muchos cristianos acostumbran a esperar la Navidad con bastante tiempo de antelación, y para representar el nacimiento de Jesucristo, colocan un pesebre en sus hogares. Son pocos, empero, los que piensan en preparar sus corazones para que el niño Jesús pueda nacer en ellos y encontrar allí su reposo. ALFONSO DE LIGORIO (1696–1787)