Cuando el mundo se rebeló contra su Hacedor, y el Creador fue desafiado por sus propias criaturas, un gran abismo se abrió entre Dios y el hombre. La primera venida de Cristo fue como un puente que cruzó ese abismo, y abrió una vía de acceso desde Dios hasta el hombre, y luego, del hombre a Dios. El segundo advenimiento de nuestro Señor ampliará mucho más ese puente. El cielo, entonces, descenderá a la tierra; y finalmente, la tierra ascenderá al cielo. CARLOS SPURGEON (1834–1892)