Estás obligado a amar a tu prójimo como a ti mismo, y amándolo debes ayudarlo espiritualmente con la oración, aconsejándolo con tus palabras, y ayudándolo tanto en las cosas espirituales como en las temporales, de acuerdo a la necesidad en la que pueda estar, por lo menos con tu buena voluntad si no tuvieses otra cosa. CATALINA DE SIENA