Por otra parte los profetas Ezequiel e Isaías también describieron a Dios sentado en un trono celestial y es muy probable que aquí el autor del Apocalipsis tenga estos pasajes en mente (véase Ez 1 y 3; Is 6). La descripción del que está sentado no es antropomórfica, es decir, con rasgos humanos. Más bien se lo describe con atributos de metales preciosos, en este caso el jaspe y la cornalina, para dar a entender el carácter magnífico de la escena, ya que estos materiales eran escasos y raros y solo
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