La aflicción existe para ayudarnos a aceptar nuestras propias debilidades y limitaciones: Es muy natural para nosotros el querer resolver todo solos: Dios le dijo a Pablo: “…mi poder se perfecciona en la debilidad.…” (2 Cor. 12:9) La aflicción nos recuerda que somos débiles y dependientes de Dios. 5. Las aflicciones son dadas para reorientar nuestras vidas: Todos necesitamos cambiar, sin embargo todos resistimos al cambio. A veces Dios nos da vuelta y cambia el rumbo de nuestras vidas. C.S. Lewis