que viven con rectitud y se asemejan a Jesús, el Hijo de Dios. Lo que hacemos revela lo que somos, no importa lo que digamos que somos. La cuestión implícita a la que se enfrentan los lectores de Juan es: “¿Quién es tu padre?” ¿Eres de Dios? ¿O eres del diablo? Pecar es ser como el diablo porque desde el principio, en Edén, el diablo fomentó la desobediencia a Dios e, irónicamente, lo justificó como la manera de parecerse a Dios (Gn 3:5). Ser como Dios en el sentido de conformar el carácter de uno
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