El sufrimiento siempre precede a la gloria. Isaías sobresalió, por cierto, entre los profetas que “profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación, escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos” (1 Pedro 1:10–11). Así que esta sección de la gloria
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