¿Hasta cuándo tendré que soportaros?”. Jesús expresó su dolor e indignación con esta exclamación. El hecho de que dirigiera su queja contra esta “generación” muestra que no estaba pensando sólo en los nueve discípulos que habían fracasado en aquella emergencia. Evidentemente estaba muy descontento con sus contemporáneos: con el padre que carecía de fe suficiente en el poder sanador de Cristo (9:22–24); con los escribas que en lugar de mostrar algo de piedad, con toda probabilidad se deleitaban con
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